A través de textos y crónicas que juegan en la delicada línea entre lo completamente personal y aquello que es extrapolable a lo universal, Eduardo Halfon nos habla de la lectura, las bibliotecas y la escritura.
No se puede construir lo nuevo sin destruir lo viejo; no se puede abrir camino a lo nuevo sin cerrar el camino a lo viejo, ni hacer progresar lo nuevo sin detener lo viejo.